Con el objeto de exprimir su visita, el viajero, mapa en mano para no extraviarse por los vericuetos urbanos, debe siempre callejear, y, de este modo, podrá captar el aroma histórico de la ciudad. Y es que la ajetreada historia de Denia proporciona una tarea infinita al turista, pues ha de visitar una innumerable corte de monumentos que parece salir de la chistera de un mago. Mientras tanto, podrá guiarse con estas primeras nociones:
Castillo de Denia
Desde la distancia ya se perfila el contorno de este monumento cuya presencia atestigua el paso de los musulmanes por la ciudad. Dicha fortaleza fue construida por los árabes en la cima de una pequeña colina en el siglo XI, aunque, con posterioridad, en el siglo XVIII sufrió algunas reformas. En este complejo despuntan la torre del Consell, levantada en el siglo XV, la torre del Mig, que supone un ejemplo de la arquitectura militar del siglo XII, y el Palacio del Gobernador. Este último acoge entre sus muros el museo arqueológico, donde se repasa la apasionante historia de la urbe a través de las reliquias recuperadas en los yacimientos locales.
Torre del Gerro
La visita a este torreón permite, además, divisar un formidable e impresionante panorama sobre el mediterráneo. Esta torre vigía, ubicada en un espolón rocoso que se adentra en el mar, luce un escudo de armas labrado sobre su piedra. Respecto a su antigüedad, los expertos barajan que se levantó en el siglo XV.
Torre de la Almadraba
Esta construcción, de aspecto desmoronado y decrépito hasta una reciente restauración, se localiza en la playa de la Almadraba, y no en una atalaya, como suele ser lo habitual en este tipo de instalaciones, puesto que desde esas alturas el vigía podía alertar sobre posibles peligros. En la actualidad, las urbanizaciones de la ciudad sirven de decorado a una torre que tan sólo vigila el chapoteo de los bañistas.
Muralla urbana
De estos muros milenarios levantados por los árabes para fortificar la ciudad se conservan diversos tramos, cuyo estado de conservación se puede calificar de bueno. Hoy en día, las diversas excavaciones acometidas en la urbe todavía sacan a relucir fragmentos de esta antigua defensa. Así que el símil con la chistera de un mago no anda nada desencaminado.
La ermita de San Juan
La fachada de este monumento corresponde al estilo renacentista, aunque el resto de la edificación pertenece al gótico. Para acceder a ella, es precio enfilar una senda conocida como “Pou de la muntanya”, o bien por el camino de Santa Lucía.
Convento de las Agustinas
En la calle de Loreto, se pueden escuchar, si el viajero y sus alrededores guardan silencio, el murmullo de los rezos de las hermanas de clausura. Estas religiosas oran al amparo de un claustro del siglo XVIII. Por desgracia, el fervor cristiano de un convento de clausura y la curiosidad del turista son como el agua y el aceite, de modo que el viajero debe contentarse con una visita a la iglesia y desterrar su interés por conocer el claustro dieciochesco.
Cova de la Catxupa
Las paredes de esta cueva se encuentran repletas de pinturas rupestres de 6.000 años de antigüedad. De hecho, tal es su importancia que la UNESCO la ha declarado Patrimonio de la Humanidad. Por desgracia, se encuentra cerrada al público para preservarla del deterioro que se aceleraría con el trasiego de los turistas. Las pinturas, que fueron descubiertas en la década de los 90, corresponden al Neolítico.
Otros puntos que pueden despertar el interés del turista son el Museo Etnológico Comarcal de la Marina Alta, ubicado en la calle de Cavallers, y el Museo del Juguete donde se efectúa un recorrido por la historia del juguete. Para asistir a la evolución de este fiel compañero de la infancia, el viajero debe recalar en la calle de Cald
GUIA DE LAS FIESTAS EN DENIA
Puede que el viajero se tope con unas huestes moras y cristianas anegando las calles dianenses en pleno mes de agosto, o quizás asista a la quema de un monumento fallero durante las fiestas en honor a San José, que se conmemoran en marzo.
Y es que Denia posee una agenda atestada de citas con la fiesta. De modo que el visitante, cualquiera que sea la fecha escogida para su viaje, con toda probabilidad, acabará colándose en una ciudad dicharachera y entregada a alguna de sus numerosas celebraciones.
Para auxiliar al turista a ubicarse en este maremagno de festividades, esta guía reescribe las páginas del calendario dianense:
Enero
El municipio recibe, conforme a su cargo e importancia, a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente mediante la cabalgata del 5 de enero. Dichos monarcas desembarcan en el puerto y, con anterioridad, un paje real recoge las cartas que los niños dianenses han escrito a Sus Majestades solicitándoles lo que consideran que en justicia les pertenece.
El día 26 de enero, se celebra la Romería de Santa Paula. En esa misma jornada, se monta un mercadillo donde se ofrece a los curiosos transeúntes unos productos típicos y unas golosinas.
Febrero
Durante el fin de semana previo a la Cuaresma, Denia acoge los Carnavales. Estas celebraciones contemplan la actuación de chirigotas, unas agrupaciones que elaboran unas ingeniosas coplas humorísticas, además de desfiles de disfraces, y el tradicional entierro de la sardina.
El mes de febrero se colapsa con las celebraciones del “medio año festero” de los Moros y Cristianos. Esto se traduce en desfiles protagonizados por nostálgicos festeros, enfundados en su uniforme de fiesta, la chilaba, anunciando que tan sólo restan seis meses para que esta celebración regrese con toda su vigor al corazón de la ciudad.
Marzo
El relevo festero lo asumen las Fallas que, durante los días 16 a 19 de este mes, dispersarán sus queridos monumentos falleros por la piel de la ciudad. Un total de diez comisiones se encargan de plantar estas esculturas gigantes a las que prenderán fuego en la víspera de San José, 19 de marzo. Para estar atento al evento, el viajero puede echar un ojo a su web: www.fallesdenia.com
Mayo
Durante el segundo domingo de mayo corresponde homenajear a la patrona de los marineros, la Mare de Déu dels Desamparats. Para tal fin, se organizan procesiones en el barrio de pescadores de Baix la Mar.
Este mes, además, se llena de desbocados toros con la casi ancestral tradición dels “bous al carrer”. El viajero debe ser muy aguerrido y ágil para enfrentarse a sus posibles embestidas.
Junio
El visitante que elija este mes para conocer Denia se beneficiará de un municipio más tranquilo, con la celebración de la Romería en honor a la Virgen del Rocío o las fiestas en la calle Santísima Trinidad. Sin embargo, la tranquilidad se disipa, bombardeada por la pólvora de las tracas, durante los días 20 y 24, puesto que las calles de la ciudad se arrebatan con las Hogueras de San Juan.
Julio
El pueblo de Denia rinde honores a su patrona con las Fiestas Mayores de la Santísima Sangre. De este modo, la ciudad programa verbenas, conciertos, competiciones deportivas, así como unos fuegos artificiales trepidantes. En este mes tienen lugar los toros al mar.
Agosto
Por fin se han desgajado los seis meses del calendario, que tanto obsesionaban a los nostálgicos del “medio año festero”, y los Moros y Cristianos sacuden el callejero dianense con sus desfiles y bandas de música. El visitante estudioso puede sacar sobresaliente consultando esta página: www.morosicristiansdenia.com
Septiembre
La pedanía de Jesús Pobre festeja el fin de la temporada de vendimia y, para ello, se preparan degustaciones de vino moscatel. Aquí el viajero avispado no debe despistar su gaznate… y mantenerle atento a esa catarata de líquido tan saludable.
Octubre, noviembre y diciembre
Estos tres meses guardan en su recámara unas cuantas “balas” de ocio para el turista como, por ejemplo, la Feria de Todos los Santos o la Romería a la ermita de Santa Lucía.